Las Decoraciones de El Corte Inglés de Plaza de Cataluña en los Años 70 y 80. En pleno corazón de Barcelona, en la emblemática Plaza de Cataluña, se erige El Corte Inglés, un icono comercial que ha sido testigo y protagonista de la historia urbana de la ciudad. Durante las décadas de los 70 y 80, sus decoraciones fueron un reflejo fiel del espíritu de la época, capturando la atención de locales y turistas por igual. Este post explora cómo estos años transformaron la fachada y la experiencia de compra en este icónico centro comercial.
La Barcelona de los 70 y 80: Contexto Histórico
La década de los 70 marcó el fin de la dictadura franquista, dando paso a un periodo de transición democrática que también se reflejó en las calles y comercios de Barcelona. En los 80, la ciudad se preparaba para recibir los Juegos Olímpicos de 1992, y ya comenzaba a perfilarse como un destino cultural y turístico de referencia.
En este contexto, El Corte Inglés de Plaza de Cataluña se posicionó como un espacio moderno y sofisticado, atrayendo a una clientela diversa. Las decoraciones de su fachada y vitrinas no solo eran un reclamo comercial, sino también un evento esperado por los barceloneses, especialmente en fechas clave como Navidad.
El Nacimiento de Cortylandia
En la Navidad de 1979, El Corte Inglés presentó en Madrid el primer «Cortylandia», un espectáculo de figuras animadas que buscaba atraer público a su renovado centro de Preciados. Su éxito fue inmediato, y poco después la experiencia se trasladó a Barcelona, donde se convirtió en un referente de las celebraciones navideñas.
La propuesta era innovadora: escenas mecánicas con música que recreaban cuentos de hadas, paisajes nevados o mundos fantásticos. «Cortylandia» se instalaba en la fachada principal, congregando a cientos de personas que se maravillaban con los movimientos y luces. Uno de los espectáculos más memorables fue el inspirado en «Los viajes de Gulliver», que incluyó una figura de 18 metros de altura en 1986.
Decoraciones Navideñas: El Espectáculo de la Ilusión
Las decoraciones navideñas de El Corte Inglés en los 70 y 80 se convirtieron en un referente en la ciudad. Cada año, la fachada se transformaba en un despliegue de luces y colores que llenaban de magia la Plaza de Cataluña.
Uno de los elementos más recordados eran las figuras animadas en los escaparates, que narraban historias navideñas para deleite de niños y adultos. Los detalles eran meticulosamente cuidados, desde los diseños tradicionales con Papá Noel y los Reyes Magos, hasta representaciones más innovadoras, como escenas de nieve o juguetes mágicos. Las filas para ver estos escaparates eran largas, creando un ambiente de comunidad y alegría.
Estilos Decorativos y Tendencias de la Época
Durante los años 70, las decoraciones de El Corte Inglés reflejaban un estilo clásico y sobrio, acorde con los gustos predominantes de la época. Los tonos dorados, plateados y verdes oscuros dominaban, acompañados de adornos tradicionales como guirnaldas y bolas brillantes.
En los 80, con la llegada de la movida cultural y un mayor acceso a influencias internacionales, las decoraciones se volvieron más atrevidas y coloridas. Las luces LED, una novedad en ese entonces, comenzaron a sustituir a las bombillas incandescentes, ofreciendo diseños más vibrantes y dinámicos. Este cambio también se vio reflejado en los interiores, donde los espacios se decoraban con temáticas específicas, como «Un invierno en Laponia» o «La fábrica de juguetes de Santa Claus».
Eventos y Promociones Especiales
Además de las decoraciones, El Corte Inglés organizaba actividades que complementaban la experiencia festiva. Los desfiles de moda infantil, talleres de manualidades y la visita de Papá Noel eran algunos de los eventos más esperados. Durante la Semana Santa, también se exhibían figuras de chocolate y elaborados escaparates temáticos.
Un detalle curioso es que muchas familias consideraban la visita a El Corte Inglés como una tradición anual. Sacar fotos frente a las decoraciones de la fachada era una práctica común, convirtiéndose en parte de la memoria colectiva de varias generaciones de barceloneses.
La Competencia y el Pequeño Comercio
El éxito de las decoraciones de El Corte Inglés de Plaza de Cataluña tuvo un impacto directo en el comercio local. Muchos pequeños negocios de la zona comenzaron a invertir en decoraciones más elaboradas para no quedarse atrás. Esto contribuyó a la creación de un ambiente festivo que atraía a más visitantes al centro de la ciudad.
De hecho, los escaparates de algunos comercios vecinos rivalizaban en creatividad, y en barrios de Barcelona se organizaron concursos para premiar las mejores vitrinas. Estas iniciativas reforzaban el espíritu navideño y promovían la colaboración entre comerciantes.
Nostalgia y Legado
Hoy en día, las decoraciones de El Corte Inglés de los 70 y 80 son recordadas con cariño por quienes vivieron esa época. Representan no solo una estrategia comercial, sino también un reflejo de los cambios sociales y culturales que experimentó Barcelona en esas décadas.
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