La Ciudad de los Prodigios

Hablaba Eduardo Mendoza de Barcelona como la cuidad de los prodigios en su novela del mismo nombre publicada en 1986. Barcelona es una ciudad que tiene que reinventarse continuamente. Grandes eventos como la Exposiciones de 1888 o la de 1929 dieron forma una parte importante de la ciudad que hoy conocemos.

Incluso en los años setenta se comparaba esta ciudad con el Titánic. Como un gran transatlántico que colisionaba con un iceberg, el de la decadencia y la pérdida de peso industrial y cultural.

Barcelona no ha naufragado nunca, siempre llega a puerto, a pesar de las crisis y de los malos gestores.

Las ciudades que no disfrutan de los privilegios de la capitalidad acaban siendo víctimas de la economía estructural, mientras que las capitales tienen siempre garantizado un ritmo de inversión suficiente, que generalmente se retrae de las inversiones a las otras ciudades.

Y eso ocurre, y ha ocurrido, en Barcelona. Aún recuerdo toda mi infancia jugando en la calle, calles sin asfaltar y el lugares como lo que hoy  es la Ronda de Dalt , que no era más que una destartalada carretera, que, eso sí, nos servía para vivir las mejores aventuras. O la Rambla del Carmelo en los años 70, con un cine de barrio, el Barraca, que era nuestro IMAX. O el Parque Güell, infra visitado, donde  nuestras aventuras dejaban a Neverland a la altura de un aburrido y tosco manual de ingeniería.

Sin embargo en los años 80 y 90, con la recuperación de inversiones pendientes, especialmente en infraestructuras, esta ciudad recuperó el pulso (aunque perdió algo de alma). Las Olimpiadas fueron ese gran evento que volvió a unir ilusiones y objetivos.

Rondas, aeropuertos, nuevos barrios vinieron a poner la ciudad en la línea de salida del nuevo gran negocio del siglo XIX, el turismo.

El marketing turístico a nivel mundial con Gaudí, el Modernismo, las Ramblas, El Barrio Gótico, a la cabeza, han hecho de la ciudad uno de esos lugares que hay que visitar “antes de morirse”. Y es cierto, hay que visitar Barcelona.

Ciudad de emprendedores, de trabajadores. Ciudad hecha asímisma, en la que los ciudadanos saben ver las oportunidades de negocio, ciudad de lugares bellos, a veces ocultos, ciudad para caminar, para pasear.

Ciudad multicultural, multilingüe, moderna, valiente, agitada y agitadora, Barcelona es la ciudad de los prodigios, prodigios que construyen sus habitantes.