Plaça Prim de Poblenou: historia, encanto y gastronomía

La Plaça Prim, en el corazón del barrio del Poblenou barcelonés, es un rincón con encanto poco turísticos. Alejada de las rutas más conocidas, esta pequeña plaza peatonal rodeada de casitas bajas transmite un aire tranquilo y tradicional. En ella confluyen historia, arquitectura típica de barrio marinero y vida local apacible, un lugar ideal tanto para curiosos como para vecinos que buscan un remanso de paz en Barcelona.

Historia de la plaza

La Plaça Prim se urbanizó en el año 1851 como parte del primer núcleo del nuevo Poblenou residencial. En sus orígenes fue bautizada como Plaza de Isabel II, pero en 1868 cambió su nombre para honrar al general Juan Prim tras su fallecimiento en un atentado. Desde entonces mantuvo su denominación actual. Durante el siglo XIX, fue punto de reunión para pescadores y obreros de la zona, por lo que sus edificios bajos de estilo marinero –con fachadas blancas y soportales sencillos– siguen evocando ese pasado pesquero. A pesar del paso del tiempo, muchos de aquellos inmuebles originales siguen en pie, rodeando la plaza con su aspecto histórico y pintoresco.

Plaça Prim foto por Enric WIKIPEDIA
Plaça Prim foto por Enric WIKIPEDIA

Encanto y arquitectura

La Plaça Prim destaca por su arquitectura humilde y marinera. Las fachadas de una sola planta, encaladas en blanco, flanquean el espacio abierto. En el centro hay una fuente antigua con bancos de piedra a su alrededor, ideal para descansar. Sobre todo, está sombreada por tres centenarios árboles ombú (bellasombra), cuyas copas verdes añaden frescor en verano. Al fondo, aún puede verse la chimenea de un antiguo vapor, recuerdo visible del pasado industrial del barrio. Estos elementos hacen que el espacio resulte acogedor y lleno de encanto histórico.

En su entorno mantiene un ambiente relajado. Se dice que: “emana tranquilidad y tradición”: es habitual encontrar vecinos conversando en los bancos, niños jugando junto a la fuente o paseantes que descubren este escondido oasis urbano. A pesar de estar en pleno Poblenou, aquí se respira el ambiente de un antiguo pueblo pesquero: casi no hay tráfico ni enormes terrazas, lo que contribuye a su carácter apacible. Como describen guías locales, es un lugar oculto en la ciudad, una especie de refugio donde uno puede “desacelerar el ritmo”.

Gastronomía en la plaza

Junto a su atmósfera histórica, es famosa por sus opciones gastronómicas. En la misma plaza se encuentra el restaurante Els Pescadors, considerado uno de los mejores de pescado en Barcelona. Originalmente fue el bar de los pescadores del barrio, y aún conserva esa esencia marinera. Su carta incluye desde gazpachos y ensaladas hasta arroces, carnes y, sobre todo, mariscos frescos. Su especialidad son los pescados –¡buenísimo el bacalao!–, preparados con ingredientes de temporada. Disfrutar un plato o una tapa en su terraza, a la sombra de los ombúes, es parte del encanto de visitar la plaza.

A pocos minutos a pie , en la calle Ciudad de Granada (muy cerca de la Vila Olímpica), está el Racó de la Vila, otro clásico del Poblenou. Este restaurante con más de 30 años de trayectoria ocupa una masía centenaria de estilo rústico. Sus diferentes comedores destacan por una decoración de toques campestres y acogedores. Su cocina es típicamente catalana y española, muy mediterránea, basada en producto de excelente calidad. Ofrecen una carta amplia (desde pescados y mariscos de lonja hasta carnes clásicas como el chuletón), todo acompañado de una extensa bodega de vinos. Un detalle muy práctico: disponen de parking gratuito para clientes, algo poco común en la zona.

Además de estos dos lugares emblemáticos, en las inmediaciones hay cafés y pequeños bares donde tomar un café o vermú tras pasear por la plaza. Por ejemplo, allí o sus alrededores verás algún bar local con mesas donde disfrutar de tapas sencillas con vistas a las casas blancas. Así, la Plaça Prim se convierte en un rincón con encanto completo: ofrece historia y arquitectura tradicional, ambiente tranquilo, sombra de árboles y buenos planes para comer o cenar. Ideal para cualquier momento del día, es uno de esos lugares poco conocidos incluso por muchos barceloneses, que guarda intacta la magia del Poblenou antiguo, y de la Barcelona menos conocida.

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