Copito de Nieve: El icónico gorila albino que conquistó los corazones de Barcelona

Floquet de Neu o Copito de Nieve: El icónico gorila albino que conquistó los corazones de Barcelona. Barcelona es una ciudad rica en historia, arquitectura y cultura, pero si hay algo que marcó a varias generaciones de sus habitantes y a quienes la visitaron durante más de 30 años, fue Copito de Nieve. Este gorila albino, único en su especie, no solo se convirtió en el símbolo del Zoo de Barcelona, sino que también dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la ciudad. Su historia es una mezcla de aventura, descubrimiento y una conexión profunda entre un animal y una comunidad que lo adoptó como propio.

Copito de Nieve Foto: Ettore Balocchi WIKIPEDIA

El descubrimiento en Guinea Ecuatorial

La historia de Copito de Nieve comenzó en las selvas tropicales de Guinea Ecuatorial, en África Central, en 1966. Un agricultor fang, llamado Benito Mañé, encontró a una cría de gorila albina entre los brazos de su madre, que había sido abatida por cazadores locales. Este hallazgo fue extraordinario, ya que el albinismo en gorilas es extremadamente raro. Copito era la única cría superviviente de su grupo y destacó inmediatamente por su pelaje blanco, lo que le valió la curiosidad y atención del mundo entero.

Mañé decidió llevar a la cría a Bata, la capital de Guinea Ecuatorial, donde el primatólogo Jordi Sabater Pi, en ese momento residente en la región, lo adquirió por 15.000 pesetas de la época. Sabater Pi, quien trabajaba en la conservación y estudio de primates, comprendió rápidamente la singularidad del hallazgo y se aseguró de trasladarlo a un lugar donde pudiera ser estudiado y cuidado adecuadamente.

La llegada a Barcelona

Jordi Sabater Pi Foto: Osabater Wikipedia

El pequeño gorila llegó a Barcelona el 1 de noviembre de 1966 y fue recibido en el Zoo de Barcelona, que se convertiría en su hogar por el resto de su vida. A su llegada, pesaba apenas unos 9 kilogramos y estaba cubierto de un suave pelaje blanco que lo hacía parecer una verdadera “bola de nieve”. Pronto fue bautizado como «Copito de Nieve», un nombre que evocaba su rareza y belleza.

Desde el principio, Copito capturó la atención no solo de la comunidad científica, sino también del público en general. Su carácter amigable y su apariencia inusual lo convirtieron en una estrella mediática. A medida que crecía, fue ganando más popularidad, llegando a ser una figura icónica no solo en Barcelona, sino a nivel mundial.

La vida en el Zoo de Barcelona

Copito de Nieve vivió una vida larga y plena en el Zoo de Barcelona, donde se le proporcionaron todos los cuidados necesarios. Aunque al principio fue una especie de curiosidad científica, rápidamente se convirtió en el centro de atención del zoológico. Las familias acudían en masa para verlo, y el Zoo de Barcelona comenzó a recibir un número creciente de visitantes, muchos de los cuales venían específicamente para conocer al gorila albino.

En términos de comportamiento, Copito era un gorila tranquilo y sociable, características que lo hicieron aún más querido por los cuidadores y el público. A lo largo de los años, engendró un total de 21 crías con varias hembras. Aunque ninguno de sus descendientes heredó su albinismo, su legado genético perdura en los gorilas del zoo.

Copito también sirvió como una poderosa herramienta educativa, ayudando a sensibilizar al público sobre la importancia de la conservación de especies en peligro de extinción y la preservación de su hábitat natural. El impacto de Copito en este aspecto fue profundo, ya que su historia conectaba a los visitantes con los desafíos que enfrentan los gorilas en su entorno natural.

Problemas de salud y su despedida

A medida que Copito envejecía, comenzaron a surgir problemas de salud. El albinismo, si bien es una rareza genética fascinante, también trae consigo ciertas complicaciones. En el caso de Copito, su piel clara y su falta de protección natural contra los rayos ultravioleta lo hicieron vulnerable al cáncer de piel. A pesar de los esfuerzos médicos y el cuidado que recibió a lo largo de los años, en 2001 se le diagnosticó este tipo de cáncer, lo que eventualmente condujo a su deterioro.

El anuncio de su enfermedad conmocionó a Barcelona. Se iniciaron campañas para que la ciudadanía pudiera despedirse de Copito de Nieve antes de su partida. Miles de personas acudieron al zoológico para decir adiós a este emblema viviente de la ciudad. Finalmente, el 24 de noviembre de 2003, Copito fue sacrificado de manera humanitaria para evitarle más sufrimiento.

El legado de Copito de Nieve

Aunque Copito de Nieve ya no está físicamente presente, su legado continúa vivo en Barcelona. Su historia no solo es la de un gorila extraordinario, sino también la de cómo una ciudad entera se unió alrededor de una criatura y la convirtió en parte de su identidad cultural. El Ayuntamiento de Barcelona ha homenajeado a Copito con varias iniciativas, y su memoria sigue viva en el corazón de quienes lo conocieron o supieron de su historia.

El Zoo de Barcelona también ha continuado con su labor de conservación y educación, inspirada en gran parte por el impacto que Copito tuvo en el público. En 2003, el zoo inauguró una estatua en su honor, recordando su importancia no solo como una atracción, sino como un símbolo del compromiso de la ciudad con la vida salvaje y la conservación.

Anécdotas que hicieron de Copito una leyenda

A lo largo de su vida, Copito fue protagonista de numerosas anécdotas. Se dice que, en los días soleados, a veces buscaba la sombra para proteger su piel sensible, pero también disfrutaba interactuando con los niños que se acercaban a verlo. Los visitantes más jóvenes le lanzaban besos desde la distancia, y él, en ocasiones, respondía con suaves gestos, lo que aumentaba aún más su popularidad entre las familias.

Otra curiosa anécdota es que Copito tenía predilección por ciertos alimentos, como las uvas y el plátano, y podía ser sorprendentemente exigente con su dieta, lo que siempre generaba risas entre los cuidadores. Su comportamiento amable y tranquilo también facilitó el estudio científico, ya que rara vez se mostraba agresivo o distante, algo poco común entre los gorilas en cautiverio.

La historia de Copito de Nieve es un recordatorio de cómo un solo ser vivo puede impactar de manera profunda a toda una ciudad. Barcelona lo adoptó como un símbolo de diversidad, belleza y conexión con la naturaleza, y su memoria perdura, como un rayo de esperanza y optimismo para las generaciones futuras.

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